Ayer viví una pesadilla, hoy despierto y sigue… no era un mal sueño… aún sigo sin poder creer que sea realidad.
Me hago preguntas y las respuestas, son todas preguntas.
La vida es una gran aventura, nadie sabe cual será el guion de nuestra vida, las circunstancias, los acontecimientos. Crecemos sin ser demasiados conscientes de lo que es vivir… Nos vamos dando cuenta poco a poco del gran desafío que tenemos delante, del constante reto que el día a día nos plantea.
La vida que hemos creado, cultural, social… a veces nada tiene que ver con la realidad. La educación nos sirve para pequeñas tramas de convivencia, pero a penas nos da recursos para comprender quienes somos. Mientras la vida nos va llevando de un lugar a otro, como si fuéramos hojas que lleva el viento y nosotros tratamos de decidir el rumbo que queremos tomar.
Sabemos, mal navegar, cuando este viento es suave y creemos tener un poco de control sobre nuestro destino… Pero cuando el viento azota fuerte, sin dirección, sin sentido, de nada nos sirve lo aprendido. Entonces ya no somos ni hojas que mueve la brisa, nos convertimos en agua, en una minúscula gota de agua que forma parte de una inmensa ola cabreada que rompe a su antojo, a veces, en mitad del océano, en ocasiones consigue llegar a las rocas, otras en la orilla del mar.
Ayer mi amiga decidió que estaba demasiado mareada, cansada, agotada para continuar siendo gota de agua… Y nosotros como conjunto, como sociedad, no supimos dar recursos para que llegará a la orilla, se quedó rompiendo, esa tremenda ola una y otra vez, en mitad de la nada de un inmenso mar. Me ahoga la pena de su dolor, de su hastío.
Las enfermedades mentales están trayendo náufragos sin vida a nuestras orillas. Y cuando los vemos llegar, ya solo nos queda llorar. Echarnos las manos a la cabeza, al ver el cuerpo sin vida y pensar que hemos estado sordos al no escuchar el grito de socorro.
Ella, mi amiga, ya no se puede salvar… pero aún hay muchas gotas de agua en este mar. Cada uno de nosotros, somos gotas de mar en algún momento… mareadas, cansadas, sin rumbo, sin un momento de aliento.
Es necesario un cambio. La salud Mental, no puede ser algo secundario. La educación emocional tiene que tener su lugar en esta sociedad que hemos creado.
Nuestra mente es, “los pies con los que caminamos”, nos ayuda a tomar decisiones, a ver el mundo desde una mirada determinada. Entender… saber poner nombre, expresar… dar importancia real, al sentimiento, sin miedo al qué dirán.
Hoy la pesadilla sigue, estoy cabreada, dolida, asustada.
Mi querida Verónica.
Pilar Mena.
«Hoy la pesadilla sigue, estoy cabreada, dolida, asustada» Yo tb!! Todo mi cariño pilar!