Desde pequeña he defendido el derecho a poder llorar sin que ello fuese por defecto signo de debilidad.
Siempre que me decían: vamos, tienes que ser fuerte y aguantar, yo contestaba: es lo que estoy haciendo, ¿no lo ves? Lloro porque duele o porque tengo miedo, o porque no me parece justo… Lloro y no por ello soy menos valiente o, fuerte o, lista.
Simplemente escucho a mi cuerpo y soy honesta con mis sentimientos. Nunca los he disfrazado ni escondido.
Creo que eso me parecía no ser valiente conmigo misma.
No querer ver, ni sentir, o, tener vergüenza de compartir mis emociones. No hablo de aprender a gestionar mis sentimientos, para mí esto pasa siempre después de enfrentarte a ellos y ponerles nombre y sentirlos. Solo así los puedes gestionar para superar lo que sea que te los haya producido.
Siempre he tenido más miedo de esconderme que de mirar de frente lo que siento.
Disfrazar, entretener o llenar de frases hechas, que mal usadas, siempre vienen a decir lo mismo: no hay tiempo para sentir, trabaja y no pienses en ello… el paso del tiempo te ayudará… Nunca ha sido para mí una opción valida.
Hay dolores y, dolores y, también hay lágrimas y, lágrimas…. Las hay que alborotan y sacuden ¡todo! Y también están las que sanan y ayudan a colocar cada pieza en su lugar para poder ver con claridad el camino para remontar y continuar.
Pilar Mena
MI Bella Durmiente
1 comentario sobre «Llorar, no es signo de debilidad»